Lo más natural es sonrie cuando estamos contentos allá llorar cuando estamos tristes. Pero, a veces, cuando nos sentimos extremadamente contentos, acabamos llorando de alegría. Algo parecido ocurre cuando estamos nerviosos. Lo natural en estas ocasiones mantendría un talante serio pero, cuando los nervios van a más, hay quien reacciona con nerviosismo o inclusive con una carcajada. ¿Pero por qué ocurre esto? ¿Por qué reacciones aparentemente contrarias a nuestros sentimientos? ¿Están nuestros cerebros cortocircuitando por emociones? Atención porque la respuesta, además de fascinante, nos invita a escuchar más sobriamente cómo funciona la materia gris desnuda.
Las nerviosas risas y los llantos de alegría se conocen como emociones agonizantes. Se trata de un tipo de reacción que tenemos cuando experimentamos una emoción tan fuerte que nos desbordó. En estos casos, según explicó la psicologa julia shaw En el libro ‘Hacer el mal’, nuestro cerebro lanza una emoción contraria para «contrarrestar la sobrecarga emocional» y evitar que el sentimiento nos desborde todavía más. «Los humanos no siempre respondemos a las situaciones con una única emoción sino que, a veces, si el sentimiento es muy fuerte, experimentando emociones simultaneas e incluso contradictorias«, destaca el investigador.
«Nuestro cerebro lanza una emoción contraria para contrarrestar la sobrecarga emocional»
Todos podemos experimentar emociones dimorfas aunque, según apuntan los expertos, hay personas particularmente predispuestas expresar este tipo de reacciones aparentemente contradictorias. También hay situaciones en las que estas reacciones son más comunes. El ejemplo mas claro, y quizas el mas repetido, son las lágrimas de alegría. ¿cuántas veces hemos visto a una ‘celebrity’ llorar al recibir un premio? ¿O unos padres llorando de alegría tras el nacimiento de su hijo o hija?
bajo lo mismo ocurre con la risa nerviosa. Es muy habitual que se nos escape la risa cuando, por ejemplo, alguien nos pilla ‘in fraganti’ soltando una mentirijilla. O en situaciones especialmente tensas o incómodas en las que nos sabemos cómo reaccionar. Hay mucha gente que, por ejemplo, sufre ataques de risa nerviosa durante el funeral o se le escapa la risa cuando le comunican una mala noticia. Las emociones die morfas suelen aflorar con más facilidad en momentos en los que las emociones están a flor de piel.
¿Por qué quieres estrujar algo adorable?
Otro fenómeno muy curioso, también relacionado con las emociones dimorfas, es el proceso conocido como «agresión tierna». Se trata del sentimentiento que brota cuando vemos algo muy tierno o adorable y queremos estrujarlo con mucha fuerza. Como cuando vemos un bebe y queremos mofletes pellizcarle darle un mordisquito en un brazo. O cuando vemos un cachorrito y queremos abrazarlo con mucha fuerza o apretujarle la carita. Esta curiosa sensación de «querer hacerle daño a las cosas que nos parecen tiernas» responde a la misma lógica. Es culpa de nuestro cerebro por querer contrarrestar una sobredosis de ternura.
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escuchar como funciona el mecanismo de la tierna agresion, un equipo de investigadores de la Universidad de Yale ideó un curioso experimento. Reunieron un grupo de participantes y se pusieron en las manos first a trozo de plastico de bubbles and after a plush. A continuación, se mostraron imágenes de animales especialmente tiernos y estudio de la reaccion. En algunos casos, se observó que, por adorable que fuera el animal, reaccionaba más al estrujando voluntario o a las burbujas de plástico o al peluche.
«Es una reacción de nuestro cerebro para no explotar de ternura»
Según explicó la investigadora Oriana Aragón, una de las máximas expertas en el estudio de este fenómeno, una de las principales características de las agresiones tiernas es que, en realidad, no se trata de agresiones reales. Su solo una curiosa reacción de nuestro cerebro «para no explotar de ternura».