En el debate actual sobre el cambio climático, y las posibles acciones para mitigarlo, se alude con frecuencia a los bosques por su indispensable capacidad para absorber carbono a través de la fotosíntesis. Esta reacción fotoquímica produce un recurso de extraordinaria utilidad, que el ser humano ha aprovechado durante siglos. Se trata de la madera. No en vano, la madera es un recurso renovable cuando es extraído de bosques sometidos a instrumentos de gestión sostenible y puede abastecer a la industria forestal y ofrecer productos madereros y servicios ecosistémicos de incalculable valor.
El sector forestal es clave para desarrollar una economía descarbonizada y España tiene los recursos para lograrlo. Es el segundo país de la UE en superficie forestal y el tercero en superficie arbolada, con 18,7 millones de hectáreas, por detrás de Suecia y Finlandia. Nuestros bosques registran un crecimiento anual de 47 millones de metros cúbicos (m3).
Pese a ello, el aprovechamiento de los bosques españoles está muy lejos de su nivel óptimo. Su valor productivo medio es de 60 m3/ hectárea, una productividad baja en el contexto de la UE, cuyo valor productivo medio se sitúa en 169 m3/ hectárea. La tasa de extracción media (balance de cortas/crecimiento) sigue la misma tendencia, este indicador se sitúa en torno al 40% (Portugal tiene una tasa de extracción del 72%). Esto deja un margen de mejora para España del 23%, según los datos del último Inventario Forestal Nacional.
Las cortas de madera en España han crecido, alcanzando los 18 millones de m3. La mayoría de las cortas se produce en montes públicos (87% de las cortas nacionales) y su principal destino, 60% de la producción maderera, es la generación de pulpa para la industria papelera. El segundo destino es la madera aserrada, 26% de la producción, cuyo principal consumidor es el sector de la construcción por su contribución a la reducción de emisiones y mejorar la eficiencia en los procesos constructivos.
Esto supone, en términos socioeconómicos, una industria forestal con poca capacidad de generación de empleo, 50.000 personas aproximadamente, y una escasa contribución al PIB, cercana al 0,6%, con un valor añadido bruto de casi 7,1 millones de euros.
En definitiva, la economía española tiene ante sí la oportunidad de modernizar su sector forestal y potenciar sus resultados. Por otro lado, apostar por el sector forestal es fundamental para el desarrollo socioeconómico sostenible de áreas rurales, evitar incendios forestales y conservar los bosques y su biodiversidad. Para ello, es clave abordar una simplificación de la normativa de los aprovechamientos forestales, invertir en mejorar la estructura de la propiedad forestal y desarrollar programas de innovación y formación orientados a los retos del sector forestal español.
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